viernes, 14 de enero de 2011

Tomando el control

Es increíble cómo pasan las cosas. Hacía buen tiempo que estaba solo. Me había adaptado a mi estilo de vida [de soltero] (llamémoslo así).

La forma, la ocasión, el momento, el inicio y el final de cómo resultas "atraído" (aunque la palabra adecuada creo que sería "encantado") por alguien es algo inusual.

Inusual, teniendo en cuenta que después de una amplia experiencia (puse experiencia por no decir multitud de sorpresas y/o decepciones) con el lado opuesto, terminas por no creer en nada y mucho menos en nadie. 

Pero desgraciadamente, tiendo a ser buena gente de acuerdo al grado de confianza que me otorga cada persona. Lo bacán de todo esto es la manera en cómo alguien trata de llamar tu atención, de dedicar, sacrificar un poco de su tiempo y destinarlo a alguien que no conoce. Qué arriesgado definitivamente[...] 


En verdad aprecio mucho (es cierto... lo aprecio!) que alguien me tome en cuenta, pero vamos! para quienes la vida nos ha enseñado que 'lo que fácil viene rápido se va', es un poco complicado tratar de responder de forma similar. Tal vez, sin querer, actúas a la defensiva, por inercia, no te das cuenta. Te proteges, por temor a que pases alguna incómoda situación (un poco delicado no?) mejor digámoslo tal cual: por temor a que te agarren de cojud@, no necesariamente por desconfiar de la otra persona, que no es culpable de tus frustraciones, pero inconscientemente haces pagar los platos rotos.

El hecho de que hayas pasado o hayas sido partícipe de una mala experiencia en una determinada situación, no involucra que siempre ocurrirá. Obviamente, no permitirás que vuelva a pasarte. Eso es un problema. Bueno, en realidad, comienza como un problema (usualmente evades, algunas veces sutilmente, otras, demasiado evidente). Pero conforme vas conociendo a la otra persona y te das cuenta de sus intenciones, pronto se gana tu confianza, tu aprecio, tu estima, ese 'te tomaré en cuenta' en alguna ocasión. Empero, si te la pasas siempre pensando en el 'qué querrá a cambio', nunca llegarás a nada. En verdad, se los digo: no vale la pena martirizarse haciéndose ideas poco o nada motivadoras.

Todo en la vida es riesgo. Quien nunca arriesga, nunca ganará. Quien nunca cae, nunca aprenderá a levantarse. 

Mientras hagas las cosas bien (no lo que creas correcto, sino lo que es correcto), mientras no hagas daño a nadie, mientras no abuses de la confianza de alguien, mientras tengas claro cuál es la diferencia entre aprovechar y aprovecharte, todo te irá bien. Recuerda que todo da vueltas. Lo que hagas ahora, más adelante, de una forma u otra te será retribuído. Y si no... tranquil@! Lo importante es estar bien contigo mismo. Al fin y al cabo hiciste las cosas bien.

Vale la pena arriesgarse! Inténtenlo!


EDC

No hay comentarios:

Publicar un comentario